Relato de la visita de Sensei Balves a Okinawa, Sensei de la escuela Kyudokan, y referente tecnico de Kyudokan Uruguay.
Felicitaciones por la experiencia!!
Un Karateka oriental en okinawa, más que nunca aferrados a esa cuerda en el mar.
UN KARATEKA EN OKINAWA.
Habría muchísimo para decir de un viaje que a pesar de no ser la primera vez que lo hago, en esta ocasión tenía un sabor muy especial.
Para empezar que me acompañaba mi esposa (Mariela), así que ya con eso tenía un plus más para entrenar a morir…..Pero más allá de todo, mis expectativas estaban puestas en mi búsqueda de la corrección, y el seguir fundamentalmente el lineamiento preciso que marca nuestra Escuela.
Hoy por hoy a Okinawa se puede ir relativamente fácil, mucho más que hace 20 o 25 años. La Cuna del Karate y del Kobudo se ha convertido en un destino de karate tour. Muchos Dojos, incluido el Kyudokan, reciben en forma casi constante la visita de practicantes de todas partes del mundo que quieren conocer los aspectos más sobresalientes de la tradición marcial de Okinawa. Obviamente que se llevan una versión muy light con poco contenido pero sin lugar a dudas podrán contar que han entrenado en Okinawa con tal o cual Maestro (Fotos incluidas), y algunos más osados pueden incluso llegar a decir que son alumnos de Fulano o Perengano… La oferta dice algo así: *10 noches de Hotel con 8 visitas de 2 horas de entrenamiento a los Dojos más importantes de Okinawa*
Pero no es mi caso… Okinawa tiene para mi muchos recuerdos importantes y un lugar perdido entre calesitas angostas que muy pronto quizás el rápido crecimiento de la ciudad quiera devorar, un lugar llamado Hombu Dojo Kyudokan, situado en la vieja zona de Tsuboya Cho.
En el aeropuerto de Naha nos estaban esperando Kaicho Higa Minoru, con sus dos hijos…Koyu y Kazue y una alumna llamada Manami que habla un español fluido y serviría en buena parte de nuestra estadía de interprete. Realmente desde el primer momento de la llegada y hasta el último de la partida lo hacen sentir a uno importante, cosa que algunos no llegan a entender ni a valorar.
Los días se fueron sucediendo con mucho entrenamiento, cada clase empieza con mil tsukis, algo que con nosotros tuvieron la gentileza de minimizar a unos 500, 600 y hasta 800. Teniendo de esa forma un enorme grado de piedad para quienes no teníamos esa rutina… Pero como dije así empieza cada clase…Luego todo lo demás. Cada técnica se repite una y otra vez, siendo contadas de 10 en 10 por cada practicante. Pero lo verdaderamente motivante es que el Kaicho con casi 73 años hace toda la clase con una potencia fuera de lo común, sin mostrar ni un poco de cansancio, cuando todos, y digo bien todos, vamos mostrando la fatiga y perdemos de alguna manera la fuerza original… Y ahí está el secreto, dar más de lo que creemos que podemos dar…y esa enseñanza el Kaicho la predica con el ejemplo.
Antes y después de cada clase en el Hombu Dojo está la práctica del makiwara…..que sin lugar a dudas ocupa en el Kyudokan un lugar de privilegio. Debo de confesar que siendo una de mis pasiones, en esta oportunidad creo que me excedí en el entrenamiento y termine rompiendo una de las cuatro que hay al frente del Dojo… El Kaicho en lugar de molestarse, me felicitaba y mostraba casi con orgullo este hecho. En fin tan solo una anécdota más.
Los días sábados se entrena en el Dojo de la zona de Izumizaki, que está ubicado en la casa del Kaicho… Ahí desde las 10 de la mañana y hasta las 12 se llevan a cabo correcciones de técnicas y katas. Generalmente asisten a estas clases quienes dan clase en otros Dojos. El Kyudokan cuenta en Okinawa con unos 5 Dojos más el Hombu Dojo. Al finalizar cada práctica se formaliza una ronda de café y se comparten algunos dulces que al decir de Noriko San (esposa del Kaicho y practicante tenaz y poderosa) son para recuperar energías.
Cada noche el Kaicho quiere llevarte a cenar, cosa que normalmente logra, con lo cual vamos desde los sitios más autóctonos como hasta lo menos esperado…Y esto último es casi un clásico para los karatekas sudamericanos… es una suerte de cantina que justamente se llama *Sudaka* y esta dirigido y atendido por una maravillosa okinawense llamada Tsuyako de edad indefinida, que habla un perfecto dialecto argentino-uruguayo y hace desde empanadas hasta milanesas napolitanas gigantes. Pero lo más importante es una enciclopedia viviente del karate de Okinawa…Por su local han pasado y siguen pasando los maestros más reconocidos. Cuando uno ha ganado su confianza puede preguntarle lo que quiera del karate y su historia y seguro que sin pelos en la lengua lo pone a uno al día de todo…
Como dije desde el principio este viaje era muy distinto a los anteriores, y sin lugar a dudas lo fue. Porque resumiendo, encontré lo que había ido a buscar. A mi Maestro.
Gerardo Balves Sensei.
No hay comentarios:
Publicar un comentario